Miles de alumnos sin examen práctico debido a la falta de personal en las Jefatura de Tráfico
La situación crítica que enfrentan las autoescuelas en España, exacerbada por la falta de personal en las jefaturas de Tráfico, es un problema que requiere atención inmediata. A pesar de las promesas del Gobierno y los intentos de abordar esta crisis, la realidad es que las complicaciones persisten, especialmente durante los meses de verano, cuando la demanda de exámenes prácticos se incrementa.
El hecho de que el 50% de las vacantes en las jefaturas de Tráfico no estén cubiertas tiene consecuencias directas en los servicios que ofrecen, y la falta de personal para realizar exámenes prácticos se traduce en retrasos y en un impacto negativo en el sector de las autoescuelas. La afirmación del presidente de la CNAE, Enrique Lorca, subraya la gravedad de la situación al mencionar que más de 1.350 autoescuelas han cerrado desde 2018. Esta cifra evidencia el impacto que tiene la actual crisis en la disponibilidad de los servicios de obtención de permisos de conducir, esenciales para muchos ciudadanos.
Por otro lado, aunque se cuenta con un número significativo de examinadores, su falta de disponibilidad debido a sus responsabilidades administrativas es indicativa de una gestión ineficiente de los recursos disponibles. La promesa de nuevas plazas de examinadores y operadores de información, como parte de la OEP 2024, es un paso en la dirección correcta, pero también se percibe como insuficiente ante la magnitud del problema.
Es crucial que el Gobierno adopte medidas efectivas y a corto plazo para reforzar las jefaturas de Tráfico. No solo se trata de cubrir vacantes, sino de garantizar que los examinadores puedan realizar su labor de manera efectiva y sin distracciones administrativas. En última instancia, la promoción de la seguridad vial y la eficiencia en la obtención de permisos de conducir debería ser una prioridad, no solo para el sector de las autoescuelas, sino para toda la sociedad.
Las autoescuelas y los ciudadanos esperan soluciones duraderas que no solo atiendan la demanda inmediata de exámenes, sino que también aseguren un sistema más robusto y funcional para el futuro. La gradualidad en la implementación de estas medidas no puede ser una excusa para no actuar con rapidez ante una crisis que afecta a tantos. Es hora de que las instancias gubernamentales se unan para resolver una problemática que lleva demasiado tiempo sin una atención adecuada.